Comencemos esta idea haciendo un análisis ultra filosófico para poder explorar la conexión entre el buceo y la felicidad.
La mayoría de las personas estamos buscando permanentemente la felicidad, sin saber en donde reside o donde despertarla. Tenemos momentos efímeros de alegría que suplen esa necesidad sin saber si es felicidad real.
El Dr, Mike Dow en su libro Sana tu Cerebro Agotado acota unas ciertas responsabilidades
sobre nuestra felicidad actual a tres variables: las circunstancias externas, de tan solo el 10%, a la genética un 20% y a la actitud, el grandioso 70%. Entonces, estamos cometiendo el error de culpar a las circunstancias externas por no permitirnos alcanzar la tranquilidad interior que tanto anhelamos, pero en realidad, la felicidad no depende de ellas, sino de la forma en que vemos esas circunstancias, dice Lev Tolstoi.
La cuestión sería encontrar el método preciso que debemos seguir para tener una mejor actitud frente a la vida y poder ver las circunstancias de tal forma que no moldeen nuestra felicidad actual.
¿Cuál sería entonces la forma correcta de ver las circunstancias?
Según el tan vanguardista mindfulness, la felicidad reside en el aquí y el ahora, se basa en prestar atención al momento presente de forma deliberada y sin emitir juicios. Entonces, ¿qué estamos haciendo la mayoría del tiempo? Estamos pensando algo diferente a lo qu
e estamos haciendo, nos lavamos los dientes pensando en el trabajo que no terminamos, exprimimos el jugo de naranja anhelando el dinero que nos falta para cubrir las cuentas.
Si por un momento nos concentramos realmente en lo que estamos haciendo, entregando toda nuestra energía y mente a esa única tarea de lavarnos los dientes, ¿Qué pasaría? Probablemente no pasarían pensamientos distintos por la cabeza a lavarnos los dientes.
La felicidad se trata de poner atención plena a lo que estoy haciendo en cada momento, para evitar gastar tiempo, mente y energía en pensamientos narrativos inútiles y así dejamos de lado el estrés por el pasado o el futuro y disfrutamos a sus anchas el presente.
La forma correcta se basa en disfrutar del presente plenamente, hallando rápidamente la felicidad, calma y tranquilidad interior. Al liberarnos del monólogo de la mente, tal vez podríamos ser libres de disfrutar de esas circunstancias privilegiadas que nos da la vida, las cuales inicialmente veíamos con la raíz de nuestra infelicidad.
¿Cómo llegar a eso?
Suena fácil, pero en serio la mayoría del tiempo tenemos un monólogo mental que nos habla de cientos de cosas que en el momento presente no tienen importancia, impidiendo que pongamos atención a lo que sucede en la realidad, pues nuestra capacidad cerebral se agota.
Existen varias actividades que nos ayudan a entrar en conexión con el momento presente, pero ninguna tan reveladora como el buceo, si el buceo increíble ¿no?
El buceo es un conector directo con la felicidad
Efectivamente el buceo es una actividad de mindfulness obligada. Es decir que fisiológicamente no podemos pensar en nada más allá de lo que estamos viviendo y sintiendo. Durante un buceo todos nuestros sentidos se concentran en el ahora y en el momento presente, podemos llegar a maximizar nuestra conciencia situacional del ahora con entrenamiento y experiencia, pero aun así, el modo narrativo de pensamientos no relacionados, nunca van a aparecer en tu cabeza durante los minutos que dure una inmersión.
Además, durante el buceo se introducen momentos de meditación pues somos muy conscientes de nuestra respiración, de los efectos de inhalar y exhalar en nuestra estabilidad y flotabilidad, en nuestra relajación. El ritmo respiratorio se torna consciente y se vuelve voluntario y graduable
¿Sabes por qué es una actividad de mindfulness obligada?
Porque al respirar aire atmosférico a alta presión, el exceso de oxígeno que el cuerpo no metaboliza se aloja entre algunas neuronas, impidiendo la sinapsis, por lo que nuestro cerebro centra toda su capacidad en lo urgente e inmediato: bucear, respirar, sobrevivir a esas condiciones no normales para el ser humano.
Así que las deudas, la pelea con la pareja, la angustia existencial, bajo el mar, jamás se atravesaran en tus pensamientos, simplemente no tienes espacio para recibir esos pensamientos. Toda esa narrativa que en ocasiones nos ahoga, bajo el agua pasa a un plano inexistente y de forma inmediata y obligada, pasamos a ser felices y a disfrutar el presente como niños.
No satisfechos con ello, viene el poderoso efecto del contacto con la naturaleza.
El buceo es un productor de dopamina en dosis muy satisfactorias
Inclusive los momentos en superficie y durantes los traslados acarrean toda tu capacidad mental, pues tu mente sabe que va a bucear, vas a navegar, a estar en el mar, algo sumamente diferente a tu estado normal. El cerebro concentra todas sus energía en prestar atención a todo lo que sucede, a estar atento, a conectarse con la naturaleza, con el entorno, desencadenando una producción de dopamina (hormona de las adicciones), en dosis tan agradables que queremos estar en ese estado por toda la vida, además de otras reacciones fisiológicas dominadas por una montaña rusa de hormonas que suben y bajan.
En ocasiones, los pensamientos desagradables vuelven a aparecer inclusive horas después de regresar de bucear, quiere decir que el potente efecto de cada buceo se prolonga en el tiempo, permitiendote estar plantado en el presente sin ningún esfuerzo adicional.
Y ¿cómo traer esto a nuestra vida diaria?
En tu siguiente buceo se consciente de estas palabras y recopila las sensaciones que sentiste al estar plenamente presente en el ahora. Ahora reprodúcelas en tu realidad. No es fácil, pero se puede lograr con práctica.
Cuando eres consciente que el buceo simplemente produce bienestar, durante cada buceo trata de notar con más voluntad las consecuencias positivas que está generando en tí, la facilidad de vivir el momento presente que toda la actividad te genera y lleva eso a tu vida diaria. Cuando te sientas abrumado, recuerda tu última inmersiones y regresa al presente, te ayudará a que cada tarea diaria que realices, sea enfocada y concentrada en la tarea, sin dejar entrar pensamientos no necesarios en ese momento.
Conclusión
Si quieres comenzar a experimentar felicidad de forma inmediata, puedes empezar buceando, te sentará de plano en el presente quieras o no, dónde reside la clave de la tranquilidad, te dará un chapuzón, una probadita de realidad, justa y necesaria para regresar con nuestros pensamientos a este momento. Recuerda que el aquí y el ahora son un regalo, por eso se llama presente.
Explorando la conexión entre el buceo y la felicidad
Fuentes consultadas
Michael, D. 2017. por qué el Mindfulness es mejor que el chocolate. Tu guía para la paz interior, la atención plena y la felicidad absoluta. Editorial Géminis S.A.S. 264 páginas.
PADI, 2008. Encyclopedia of recreational Diving. Tercera edición
Dow, M. 2020. Sana tu cerebro agotado. Panamericana editorial. 444 páginas.